sábado, 27 de abril de 2013

Rv: [misadiaria] LA VIOLENCIA, EL CAIN QUE LLEVAMOS DENTRO



----- Mensaje reenviado -----
De: Caminando con Jesus-Pedro Donoso Brant <caminandoconjesus@vtr.net>
Para: misadiaria@egrupos.net
Enviado: sábado, 27 de abril de 2013 12:33
Asunto: [misadiaria] LA VIOLENCIA, EL CAIN QUE LLEVAMOS DENTRO

LA VIOLENCIA, EL CAIN QUE LLEVAMOS DENTRO
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LA VIOLENCIA DEL CAIN QUE LLEVAMOS DENTRO
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.    OÍR LA VOZ DE DIOS, REFLEJADA EN LA DE NUESTRA CONCIENCIA,
El Señor dijo a Caín: "¿Por qué andas irritado, y por qué se ha abatido tu rostro?.  ¿No es cierto que si obras bien podrás alzarlo?".  El estar irritado o muchas veces encrespado por como Dios ve a un hermano, o por como nuestro prójimo ve a nuestro hermano de fe, de comunidad o simplemente a cualquier persona, con la fantasía de que el amor que le dan a él, debiera ser para mí, es un corazón que no está lejos de ser igual al de Caín. La lectura Bíblica nos dice que las ofrendas de Caín no agradaron a Dios, mientras que las de Abel fueron particularmente bien recibidas. La historia de nuestra fe, repite con frecuencia que Dios bendecirá los trabajos de los que le sirvan con amor, y, al contrario, negará su bendición a los que no se cuidan de su servicio y se violentan al ver la prosperidad de su hermano al compararla con la insuficiencia de su trabajo. Caín, sintió la envidia en su corazón, que se declaró en el amargor y tristeza reflejada en su rostro; actitud que le llevó a perpetrar el primer homicidio. En este proceso, Dios le habló al corazón; y la Escritura nos trae una hermosa conversación íntima de Dios con Caín, invitándole a cambiar de sentimientos y a no dejarse llevar de pensamientos violentos y siniestros. Las palabras puestas en boca de Dios por el Escritor Sagrado, reflejan sentimientos de benevolencia y comprensión para con el hombre abatido y reflejan la lucha psicológica de la tentación en un ánimo especialmente preparado para caer: "¿Por qué andas irritado, y por qué se ha abatido tu rostro?.  ¿No es cierto que si obras bien podrás alzarlo?". Esta hermosa observación psicológica, puesta en boca de Dios, es la voz de la conciencia del hombre, que a su vez es la voz de Dios. Cuando el hombre se halla preparando algo contra la ley de Dios, oye la voz preventiva de la conciencia enseñándole el buen camino que debe seguir. Si obra bien, puede estar orgulloso de sus acciones, mientras que, en caso contrario, si tiene malas disposiciones, el "pecado está a su puerta," es decir, se halla como una fiera dispuesta a entrar y caer sobre la presa. Sin duda que aquí el pecado alude al homicidio que va a perpetrar. Las disposiciones actuales de Caín, con su complejo de amargor y derrotado, son el campo más abonado para que el crimen tenga acceso a su alma. Pero Caín no quiso oír la voz de Dios, reflejada en la de su conciencia, que le prevenía contra el pecado o crimen, y se decide a lo peor, acabar con su hermano.
Que esta reflexión, nos ayude a descubrir si llevamos a Caín en nuestro corazón, descubriendo que hay muchas otras formas de violencia, que nos hacen caminar irritado y que sin llegar a ser un homicidio, también matan al hermano. San Pablo nos dice: "Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar elevando hacia el cielo unas manos piadosas, sin ira ni discusiones". (1 Tim 2,8)
2.    RECONOCER OTRAS FORMAS DE VIOLENCIA
Conocemos muchas clases  de violencia, física, armada, política, callejera, familiar, etc. No obstante, cuando se utiliza el recurso para agredir, para ofender, insultar, golpear, todo esto con el objetivo de sacarse de encima o  vencer al otro, rebajarlo y, si es posible, destruirlo y eliminarlo, estamos en presencia de la violencia. Ciertamente, el utilizar la fuerza, el cargo o el poder para imponerse a los demás es parte de la forma de ser del que posee un corazón violento, en especial, cuando es dominado por la ansiedad de conseguir poder , de querer dominar a las personas o grupos humanos.
La violencia más cercana de la cual conocemos mucho, parece ser la intimidación verbal, por presión sicológica o la que utiliza el insulto para ofender al otro, la provocación que utiliza las palabras hirientes, la calumnia, las sugerencias para que se piense mal de otra persona, el hacer públicas razones privadas o intimas familiares para que el otro sea mal mirado.
Pero también se es violento cuando se usa las  influencias para presionar a otros y conseguir propósitos ocultos, en especial, cuando alguien se atraviesa en su camino, y aparece lo que conocemos como la violencia psicológica, es decir cuando se manipula y presiona, incluso más allá de la conciencia del sujeto; cuando se encasilla o etiqueta a una persona en determinada condición y cuando a fuerza se quiere hacer sentir mal al que se ataca.
En lo social, también se puede ser violento, en especial, cuando se discrimina a alguien por su actividad laboral, por cómo se viste, o por el tipo de ropa que utiliza, cuando se atropella la dignidad humana y se humilla a las personas en sus derechos o necesidades esenciales de trabajo y salud.
Somos violentos cuando calificamos a los hombres a nuestro albedrío, cuando utilizamos o proponemos represalias o castigos antojadizos e injustos, cuando la educación de los hijos se hace a golpes, o a gritos, cuando a nuestros hijos los insultamos o le damos castigos para satisfacernos, y cuando le exigimos una acatamiento más allá de lo justo y razonable. También somos violentos si dejamos de amarnos como familia o como esposos o cuando nos negamos a colaborar entre nosotros mismos como familia.
3.    LA VIOLENCIA EN NUESTRA VIDA DE FE
En nuestra vida de fe, también hay violencia, en especial, cuando se quiere utilizar la vida cristiana reducida al miedo por los castigos divinos, cuando el que predica, recarga sus palabras de amenazas de condenación, cuando se quiere imponer por la fuerza la autoridad eclesiástica y no se opta por alternativas de misericordia. "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia". (Mt 5,7)
Dice el Señor: "el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan", (Mt 11,12), y nos encontramos a diario con la disputa por establecer el Reino de Dios, tanto en sí mismo como en la sociedad, y para ello se nos pone muchos obstáculos. Dice el Señor;  "Ustedes son los que se dan de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que es estimable para los hombres, es abominable ante Dios. La Ley y los profetas llegan hasta Juan; desde ahí comienza a anunciarse la Buena Nueva del Reino de Dios, y todos se esfuerzan con violencia por entrar en él. Más fácil es que el cielo y la tierra pasen, que no que caiga un ápice de la Ley". (Lc. 16,16).
Son violentos los que atacan a los que salen en defensa de los derechos de Dios y de los demás, son violentos los que persiguen a los trabajan por el Reino de Dios, deseando lo peor para ellos, desacreditándolos, tratando de que no enseñen la buena doctrina; "Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y buscaban cómo podrían matarle; porque le tenían miedo, pues toda la gente estaba asombrada de su doctrina" (Mc.11, 18).
Con todo, reflexionemos lo que nos dice San Pablo: "Bendecid a los que os persiguen, no maldigáis. Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran. Tened un mismo sentir los unos para con los otros; sin complaceros en la altivez; atraídos más bien por lo humilde; no os complazcáis en vuestra propia sabiduría. Sin devolver a nadie mal por mal; procurando el bien ante todos los hombres: en lo posible, y en cuanto de vosotros dependa, en paz con todos los hombres; no tomando la justicia por cuenta vuestra, queridos míos, dejad lugar a la Cólera, pues dice la Escritura: Mía es la venganza: yo daré el pago merecido, dice el Señor.  Antes al contrario: si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber; haciéndolo así, amontonarás ascuas sobre su cabeza. No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien. (Rom. 12,14-21)
4.    DIOS DICE NO A LA VIOLENCIA, NO NOS HAGAMOS LOS SORDOS
Volviendo al inicio, reflexionemos nuevamente. Dios, nos es partidario de la violencia, así nos lo enseña las escrituras: "El Señor miró propicio a Abel y su ofrenda,  mas no miró propicio a Caín y su ofrenda, por lo cual se irritó Caín en gran manera y se abatió su rostro. El Señor dijo a Caín: "¿Por qué andas irritado, y por qué se ha abatido tu rostro?. ¿No es cierto que si obras bien podrás alzarlo?".  - Los hombres contrarios a la violencia, no le irritan los celos, y miran de frente con la frente en alto-. Lleno de celos, porque Dios había mirado con buenos ojos a su hermano;" Caín, dijo a su hermano Abel: -Vamos afuera-. Y cuando estaban en el campo, se lanzó Caín contra su hermano Abel y lo mató.  El Señor dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? Contestó: - No sé. ¿Soy yo acaso el guarda de mi hermano? -  Replicó El Señor: "¿Qué has hecho? Se oye la sangre de tu hermano clamar a mí desde el suelo. Pues bien: maldito seas" (Gén 4, 4-11)
A Jesús tampoco le parece bien la violencia; Jesús le dijo: "Amigo, ¡a lo que estás aquí!" Entonces aquéllos se acercaron, echaron mano a Jesús y le prendieron. En esto, uno de los que estaban con Jesús echó mano a su espada, la sacó e, hiriendo al siervo del Sumo Sacerdote, le llevó la oreja. Dícele entonces Jesús: « Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que empuñen espada, a espada perecerán. (Mt 26,50-52)
"Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda. "Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.  Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan,  para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.  (Mt 5, 38-48)
5.    DE DONDE NACE LA VIOLENCIA?, POR SOMOS VIOLENTOS?
Ciertamente, la envidia es fuente de violencia, en especial, si se siente rabia y o desagrado que exista gente mejores que uno, celos porque son admirados por otras personas, cólera porque creyendo que se es superior a él, los demás le dan mejor tributo, la falta de aceptación de que tienen la razón que uno no posee, entonces, nace el deseo de deshonrarlo, incluso de destruirlos, porque no se es capaz de aceptar que sea superior a su mediocridad.
También es violento el que ambiciona el poder de algo, en especial si quiere imponer su ley y sobresalir a toda costa, someter a los demás y dominarlos, un corazón así, no dudará en recurrir a cualquier medio, con tal de lograrlo, por eso es capaz de todo mal mostrando la sonrisa y los aires de ser justo donde no lo es.
También caemos en violencia si nos contaminamos con las insidias y calumnias de los demás, repitiendo las conversaciones y recomendaciones que se escuchan por ahí, muchas veces marcados por la agresividad.
El deseo de sobresalir también es hijo de la violencia, el deseo de ser reconocido a toda costa, aunque sea para salir del anonimato y llamar la atención a costa de pasar por encima de los demás.
Es violencia el deseo de marcar contrastes entre los quienes tienen mucho y quienes le falta de todo, el mostrar lujos para destacar poder ofendiendo a los marginados, el derrochar delante de los que nada tienen.
Es violencia el sentir autoridad de mostrar paternalismos y tomando actitudes autoritarias e injustas, en especial con los que no pueden defenderse.
Se es violento cuando se desprecia la necesidad de Dios, cuando se ignoran, se omiten o se desatienden las enseñanzas y valores de nuestra fe, cuando se es autoridad o superior y se debe ser el primero en seguir los caminos del Evangelio y no se hace, cuando no se actúa con las enseñanzas de la religión, cuando se constituye en absoluto y destruye o desacredita todo cuanto se oponga a sus propósitos.
Todas esta fuentes que hacen violentos a los hombres, es muchas veces es el Caín que llevamos dentro y nos molesta que tengamos hermanos como Abel,  y el mejor remedio, es meditar la fuerza de la Palabra de Jesús en su Evangelio, con esta se puede neutralizar.
El Señor les bendiga, le muestre su rostro y les haga vivir en paz.
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Publicado en mi página WEB www.caminando.con-jesus.org en esta sección:
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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