Mariana, una joven de México, explica:"Era una joven independiente y, como la mayor parte de los jóvenes hacía lo que quería e intentaba gozar de la vida. Un día, mientras iba al cine con amigos, un chico drogado se acercó a nosotros con una pistola y disparó, hiriéndome en la espina dorsal. Así, en un instante me encontré en el hospital, con el cuerpo insensible y paralizado del pecho a los pies, aunque en mí nunca ha nacido el odio hacia aquel chico porque sentía que lo mejor era perdonar
Después de algún tiempo, vi a Jesús y a María en un sueño, y Jesús me dijo: Te sano... Al principio creí que se trataba de una sanación física, pero luego entendí que Jesús me había dado la gracia de rezar más y mejor. Decidí luego ir a Medjugorje esperando ser sanada también físicamente.
Esta sanación física no aconteció, pero recibí una gracia aún más grande: comprendí que había pasado mi juventud en las tinieblas y en el vacío, con el riesgo de perder el alma.
Dios había utilizado este incidente para acercarme a Él.
Iglesia en Medjugorje |
Ahora ya no siento la necesidad de una sanación física, sino que deseo que todos mis amigos conozcan a Dios.
Siento un deseo profundo de consagrar mi vida a la oración y a la intercesión y ofrezco mis sufrimientos para que los hombres sanen del ateísmo y puedan conocer el gozo que yo ahora conozco*
S.B.
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