lunes, 25 de julio de 2011

DETENERSE PARA RECUPERAR EL GOZO...





La Palabra de Dios te invita a detenerte en cada cosa, en cada persona, en cada pequeño placer. Si lo hicieras para ser feliz te bastaría el aire, la luz, una flor, un té, una sonrisa, una tarea. Que no te parezca poco si es regalo de Dios. Por eso dice la Biblia: <<Hijo, en la medida de lo posible, trátate bien>> (Si 14,11); y también te invita con ternura: <<No te prives de un día feliz>> (Si 14,14).
Pero como la mente está llena de proyectos y vive anticipándose a las cosas, en esa multitud de pensamientos reina una gran confusión, y nada se hace bien. Si no nos habituamos a posponer lo que pueda hacerse después, tendremos mil cosas en la mente y no haremos nada en plenitud.
En definitiva, ninguna técnica podrá liberarnos del desorden y la prisa si no nos dejamos invadir por la paz del Señor y no amamos esa paz.
La verdadera paz es una agradable calma que nos mantiene fuertes y saludables para poder disfrutar intensamente de todo lo que la vida nos ofrece, incluso del trabajo.
Es como lolevar dentro del corazón un inmenso lago de agua mansa y calma en medio de la actividad más agitada. Dios es ese abismo de paz, pero al mismo tiempo lleno de vida, de riqueza y de hermosura. Nada de monotonía ni de aburrimiento. No olvidemos  que la actividad más intensa es la del corazón. Un corazón llenos de vida de Dios se siente pleno, fuerte, entusiasta, aunque esté en medio de un desierto. No necesita un permanente bullicio o una actividad febril para sentirse vivo. Pero si tiene que actuar lo hace con todas las ganas sin perder la calma. No está adormecido. Está bien despierto y atento a la vida, pero domina siempre la situación porque confía en el poder de Dios. No se hace esclavo de sus planes, puede seleccionar las tareas y dejar para después lo que puede esperar. Así en su existencia reina un orden lleno de vida.*












(almas_peq)

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