domingo, 21 de agosto de 2011

SÓLO POR HOY... DECÁLOGO DE LA SERENIDAD


Sólo por hoy
trataré de vivir
exclusivamente el día,
sin querer
resolver
el problema
de mi vida
todo de una vez.




Sólo por hoy
tendré el máximo cuidado
de mi aspecto:
cortés en mis maneras,
no criticaré a nadie
y no pretenderé mejorar
o disciplinar a nadie, 
sino a mí mismo.




Sólo por hoy
seré feliz
en la certeza
de que he sido creado
para la felicidad,
no sólo
en el otro mundo,
sino en éste también.


Sólo por hoy
me adaptaré
a las circunstancias,
sin pretender
que las circunstancias
se adapten todas
a mis deseos.




Sólo por hoy
dedicaré
diez minutos
de mi tiempo
a una buena lectura




recordando que,
como el alimento es necesario 
para la vida
del cuerpo, 
así la buena lectura
es necesaria
para la vida
del alma.




Sólo por hoy haré
una buena acción
sin decirlo
a nadie.




Sólo por hoy haré
por lo menos una cosa
que no deseo hacer,
y si me sintiera
ofendido en mis
sentimientos, 
procuraré que
 nadie se entere.




Sólo por hoy me haré
un programa detallado.
Quizás no lo cumpliré
cabalmente, 
pero lo intentaré.
Y me guardaré
de dos calamidades:
la prisa y
la indecisión.




Sólo por hoy
creeré firmemente
-aunque las circunstancias
demuestren
lo contrario-
que la buena
providencia
de Dios
se ocupe de mi
como si nadie más
existiera en el mundo.




Sólo por hoy
no tendré temores.
De manera
particular
no tendré miedo
de gozar
de lo que es bello
y de creer
en la bondad.





Puedo hacer bien
durante doce horas .


Lo que me desalentaría
sería pensar
en tener que hacerlo
durante toda mi vida.


Juan XXIII (1881-1963)






(Almas_peq)

No hay comentarios:

Publicar un comentario