La Espiritualidad de:
San Juan de la Cruz
La sabiduría de Dios nos habla por boca de Salomón, cuando dice en el Libro de los Proverbios:"Los simples aprendan la prudencia; los necios presten atención.
En Mí están la riqueza y el honor, la salud perpetua y la prosperidad. Mi fruto vale más que el oro, más que el oro fino, y mi producto es mejor que la plata refinada" (Prov 8, 4-6; 18-21). Nosotros somos los simples, los necios.
La Sabiduría divina habla con todos aquellos que ponen su corazón y afición en cualquiera cosa del mundo. Y los llama pequeñuelos, porque se hacen semejantes a lo que aman, lo cual es pequeño.
Nosotros somos esos pequeñuelos, porque estamos empequeñecidos por las cosas triviales que atesoramos. Las riquezas grandes y la gloria que amamos están en Dios, no donde nosotros pensamos. Podemos creer que conocemos lo que es valioso, pero las verdaderas riquezas se encuentran sólo en Él, y ellas son más valiosas que el oro o que las piedras preciosas.
Y la vida que él genera en nuestras almas es más preciosa que la plata refinada, más fecunda que cualquier otra posible afición que podamos tener a las cosas de este mundo. Todas las riquezas y gloria de todo lo creado, comparado con la riqueza que es Dios, es suma pobreza y miseria.
Y así, la persona que las atesora es sumamente pobre y miserable, también, viviendo tan lejos de las supremas riquezas y gloria que únicamente pueden satisfacer al alma.
<<Pero no es fácil renunciar a ella. >>
<<SOMOS LO QUE AMAMOS>>
(s.b.)
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