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Jesús en vos confío |
Al igual que aquellos profetas, hagamos un llamado a aquel amor que tiene características maternales y el que, como una madre, sigue a cada uno de sus hijos, cada oveja perdida, aún si ellas fuesen millones, aún si en el mundo prevaleciera la maldad sobre la bondad, aún si la humanidad contemporánea mereciera un nuevo diluvio" a causa de sus pecados, como lo fue en la generación de Noé... y si cualquiera de nuestros contemporáneos no comparte la fe y la esperanza que me guía -como un siervo de Cristo y administrador de los misterios de Dios- para implorar la misericordia de Dios por la humanidad en esta hora de la historia, permítanse al menos intentar hacer entender la razón de mi preocupación. Ha sido dictado por el amor al hombre, por todo lo que es humano y el que, de acuerdo a las intuiciones de muchos de nuestros contemporáneos, está amenazada por un inmenso peligro... El Misterio de Cristo... me obliga también a proclamar misericordia como el amor misericordioso de Dios... este mismo me obliga, asimismo, a tener que recurrir a esa misericordia e implorar por el en esta difícil y crítica fase de la historia de la Iglesia y del mundo, hemos tenido que recurrir a Dios a través de Cristo, teniendo presente las palabras del Magnificat de María, que proclama misericordia "de generación en generación". Pidamos misericordia por la generación presente" (Dives in Misericordia n.15)
El Santo Padre Juan Pablo II nos está llamando a correr al misericordioso Corazón de Jesús. En otra parte escribe:
"La Iglesia vive una vida auténtica cuando profesa y proclama la misericordia"el atributo más estupendo del Creador y del Redentor y cuando lleva a la gente cerca de las fuentes de misericordia del Salvador de la cual es la tesorera y distribuidora.De gran significación en esta área es la meditación constante de la Palabra de Dios, y sobre todo, la participación consciente y madura en la Eucaristía y en el sacramento de la Penitencia o Reconciliación. La Eucaristía nos lleva aun más cerca a ese amor que es más poderoso que la muerte. Mientras comemos este pan y bebemos esta copa, proclamamos no sólo la muerte del Redentor sino también Su resurrección, "hasta que vuelva" en Gloria" (Dives in Misericordia, n.13)
Nuestro Salvador victorioso nos recuerda: <<EN EL MUNDO TENDRÉIS TRIBULACIÓN. PERO, ¡ÁNIMO! , YO HE VENCIDO AL MUNDO>>
El Dogma y el Triunfo- Pág.96-97 - Vox Populi Mariae Mediatrici.-
S.B.
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