sábado, 20 de abril de 2013

LA PÁGINA DE DON TOMÁS.

CONOCER  A  JESÚS  PARA  AMARLO.


Hay un principio en filosofía que dice que nada se quiere sin ser conocido antes.
Efectivamente el entendimiento presenta las bondades de una cosa o persona para que la voluntad se vuelque sobre ella. Por eso tanto más se quiere a una persona, cuanto más se la conoce en sus cualidades buenas. Y a la inversa, en la medida que se le conocen sus maldades de le deja de querer y sobre todo se pierde en la confianza en ella...

Segundo principio: el amor no se puede imponer; se gana o se pierde. Ni siquiera es posible que nuestros buenos deseos se conviertan en imposiciones sobre nuestra voluntad. Por lo que si queremos que el amor tenga estabilidad será necesario aumentar el mejor conocimiento de la persona a quien queremos. No será suficiente un mero sentimiento de amor. Tenemos necesidad de conocer a la persona como amable.
Tampoco nos bastará conocerla por referencia; es mucho más fuerte el conocimiento por una experiencia personal...
Estos mismos principios debemos aplicarlos al conocimiento y amor del Jesús del Evangelio. Solo conociéndole mejor y teniendo alguna experiencia personal de su amor y de su bondad, nuestro amor será verdadero y no de puro sentimiento.
A las personas se les conoce por el trato y cuanto más frecuente e íntimo sea éste mejor se la conoce. A Jesús no lo conoceremos por lo que otros nos digan de Él, sino por lo que nosotros podemos ver en Él.


Y esto se consigue por el trato de una oración cercana... de diálogo con Él... La lectura del Evangelio y su meditación es un buen medio de llegar a ese conocimiento personal.
El saber aplicar a la propia vida de cada uno lo que vemos que Jesús hace con los otros será una experiencia personal de la forma de ser de Jesús.
Fíjate en cómo ama a los pobres y necesitados tanto físicos como espirituales. Y verás cuánto amor te tiene. Es Misericordioso y se compadece de tus miserias y viene a tu auxilio para aliviarlas. 
El amor de Jesús a cada uno de nosotros no es un amor teórico, ni puro sentimiento. Nos quiere en los detalles de cada momento; en las atenciones que nos presta, en general a todo el género humano y en particular a cada uno de los humanos por quienes ha querido vivir y morir.
Solo cuando te vayas convenciendo de que esto es así, podrás ver con qué amor Jesús te ama. De lo contrario tu relación con Él podrá ser de egoísmo, dificilmente de amor. Y los egoísmos nos impiden conocer a la persona que queremos tratar.
¿Por qué será que los cristianos tratamos a Dios más por egoísmo que por amor? ¡Una amistad egoísta no es amistad!
El amor es donación. Dios te da y tú... ¿qué le das?
Plantéatelo en serio y ya me darás la respuesta.Un abrazo de tu amigo. 

Tomás Sanz.



Fuente: "ECOS  del Mensaje - Lap España - Año 2011.-

(almas_peq)

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