Patriarca de la Iglesia |
El 19 de marzo es la solemnidad de San José, es el esposo de María Santísima, Madre de Cristo. Ya en el siglo X encontramos señalada esta festividad en varios calendarios. El Papa Sixto IV la puso en el calendario de la Iglesia de Roma a partir del año 1479. En 1621 se inserta en el calendario de la Iglesia universal.
La meditación de hoy nos prepara a la oración, a fin de que, reconociendo las grandes obras de Dios en aquel a quien confió sus misterios, busquemos en nuestra vida personal el reflejo vivo de estas obras para cumplirlas con la fidelidad, la humanidad y la nobleza de corazón que fueron propias de San José.
"José,hijo de David, no temas recibir en tu casa a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, a quien pondrá por nombre, Jesús, porque salvará al pueblo de sus pecados" (Mt. 1,20-21)
Después de la Anunciación José se convierte en el hombre de elección divina; el hombre de una particular confianza. Se define su puesto con la sencillez y la humildad, en las que se manifiesta la profundidad espiritual del hombre; y él lo lleva completamente con su vida.
La Iglesia, que, como sociedad del Pueblo de Dios, se llama a sí misma también la Familia de Dios, ve igualmente el puesto singular de San José en relación con esta gran Familia, y lo reconoce como su Patrono particular. Esta mediación despierta en nosotros la necesidad de la oración por intercesión de aquel en quien el Padre celestial ha expresado, sobre la tierra, toda la dignidad espiritual de la paternidad. La meditación sobre su vida y las obras, tan profundamente ocultas en el misterio de Cristo y, a la vez, tan sencillas y límpidas, ayude a todos a encontrar el justo valor y la bellleza de la vocación, de la que cada una de las familias humanas saca su fuerza espiritual y su santidad.
(fragmentos)
Juan Pablo II -
Revista ECOS - LAP Argentina
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