( de un monje ruso. Son tres lindos "pésame")
1) - Señor me pongo en silencio frente a ti, consciente de mi pobreza, y de mis pecados que he sembrado a lo largo y ancho de mi vida.
No he caminado en tu presencia de Padre y Creador en forma digna. No te he rendido siempre mi homenaje de obediencia, ni de mi culto razonable. Me he ajustado a mis instintos de muerte que me alejaron de Ti. Soy consciente del bien no hecho, y hecho mal. También soy responsable del mal que tanto pesa en el mundo. ¡Señor! Tú esperabas de mis frutos buenos y di frutos agrios. ¡Padre! no me destruyas!. Cambia mi corazón, cambia mi mente, para que sepa discernir tu Voluntad, lo que es bueno, lo que es recto, lo que te agrada; y me esforzaré de realizarlo. Mi Creador y Señor dame el gusto de las cosas de tu Reino y de la oración.
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"Misericordia, Dios mío por tu bondad
por tu gran compasión borra mi culpa...
Limpia mi pecado. Aparta tu vista de mi pecado.
¡Oh, Dios! crea en mi un corazón puro, no me
arrojes lejos de tu rostro.
El sacrificio que te ofrezco es la amargura
de mi Espíritu.
Un corazón arrepentido y humillado
Tú no lo desprecias..." (Salmo 51)
2) - Mi Dios y Padre Bueno, tengo que confesar con gran tristeza, que hice el mal a otras personas y con otras personas. Con mis malos deseos, mis malos ejemplos y palabras, he sido de escándalo para los demás, y cómplice culpable. ¡Señor! Quiero hablar en nombre de estos hermanos y hermanas y pedir misericordia para todos. Yo no los recuerdo. Pero Tu si...
Mira con bondad y misericordia a todos nosotros, hijos tuyos, débiles, enfermos, imperfectos e inclinados al mal. Mira a todos los que hemos encontrado y cuyos encuentros fueron causa de pecados.
Te recomendamos en especial a los que no hallaron en nosotros la ayuda que esperaban, y a la cual tenían derecho. A los que por nuestra irresponsabilidad, inconsciencia o pasiones desordenadas hemos inducido al mal, o dañado espiritualmente, buscando apacentar nuestros deseos, ensuciándonos mutuamente.
Por todas estas personas no podemos ahora hacer otra cosa que pedir tu Misericordia. Pero Tú, Padre, por tu Omnipotencia y Tu Bondad generosa, puedes hacer que el mal hecho se convierta en una culpa feliz. Y donde abundó el pecado por nuestra culpa, sobreabunde la gracia, por Tu Amor paternal.
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"¡Señor Jesús,
seas bueno con nosotros,
restaura nuestra suerte, lava todos
nuestros pecados.
Con amor hemos recibido tu mensaje
conocemos y queremos guardar
Tu Palabra.
Nuestro Espíritu está dispuesto,
pero la carne es débil.
Nosotros creemos que Tú
saliste del Padre.
Ten piedad de nosotros. "
Jesús en Vos confío |
3) Señor! Todos somos obra de tus manos, sabes que somos de barro. Ten piedad de tus fieles, de tus pobres, que son tus hijos y restaura nuestras personas. Tú puedes hacer mucho más de lo que pedimos o pensamos. Tú nos has mandado a tu Hijo Jesús, no para juzgar o condenar, sino para ayudar y salvar. Estamos ante Ti confundidos y avergonzados en nuestra conciencia. Estamos en silencio, porque nuestras palabras contaminan la Creación.
Señor concédenos el dolor y las lágrimas que no siempre tenemos para llorar y lavar nuestros pecados. En el día de tu último y justo Juicio, no descubras nuestras obras malas frente a los ángeles y a los hombres.
Nos atrevemos a decir, Padre, que nadie ganaría por este conocimiento.
Ni tu Gloria, ni tu Justicia, ni tu Misericordia, ni tu Bondad.
Ni tu Hijo Redentor y Salvador.
Arranca del libro de nuestras vidas, las páginas que numeran nuestros pecados y destrúyelas para que nadie las conozca.
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"Señor Jesús, Tú que en la Cruz diste al
ladrón arrepentido el Reino eterno,
míranos a nosotros, que como él, confesamos nuestras culpas.
Concédenos tu generoso perdón,
y la ayuda para poder reparar el mal que hemos hecho. Amén "
Revista ECOS - LAP Argentina
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