miércoles, 6 de julio de 2011

"NOSOTROS HEMOS VENIDO A ADORAR" (Mateo 2,2)


En el niño que María tiene en sus brazos, los Magos reconocieron y adoraron Aquel que las naciones esperaban y que los profetas habían anunciado, nosotros podemos adorarlo a El hoy en la Eucaristía y reconocerlo como nuestro Creador, nuestro único Señor y Salvador"






Podemos meditar sobre la relación entre esas dos realidades.
De un lado el Niño-Dios, Jesús recién nacido que es totalmente dependiente de la benevolencia de sus padres María y José, que los pequeños y también los grandes con corazón de niño vienen a adorar.


Del otro lado Jesús - Hostia Igualmente totalmente dependiente de la benevolencia de los hombres. El no tiene otra defensa que el respeto que los hombres quieren concederle, y nosotros estamos llamados a adorarlo.


Además nosotros estamos llamados a recibirlo en nosotros.
En nosotros, Jesús es totalmente dependiente de nuestra benevolencia, y si lo dejamos crecer en nosotros, el puede hacer de nosotros unos santos.


Adorar a Jesús en nosotros es amarlo, es amar que El realice en nosotros su presencia eterna.
Acojamos en nuestro corazón ese bello Mensaje de Jesús a Margarita del 23 de Diciembre de 1978:




Jesús:
Ámame... por mi concepción en el seno materno de mi Madre Virginal.
Ámame... por mi nacimiento en un pobre establo.
Ámame... porque vine para salvar al mundo.
Ámame... sonriendo a los Ángeles que Me rodean.
Ámame... llorando sobre las almas que no lograré convencer y salvar.
Ámame... alargando hacia ti -en un gesto de llamamiento- mis bracitos de bebé llorando.
Ámame... en la mirada que ya, en aquel momento, posé sobre ti.
Ámame... como Me amaron aquellos que vinieron a adorarme en el pesebre en que Yo descansaba.
Ámame... como Yo anhelo que Me ames.
Ámame... con Mi Madre y Mi Padre Putativo. (Apoderado)
Ámame... quedándote conmigo... siempre.
Yo no quiero de ti una simple vista de Adoración: Quiero tu adoración perpetuas, eterna.

Queridas Almas pequeñas, en nuestro mundo de hoy, donde hay tanto mal, que impide reconocer el verdadero amor y que busca en vano la felicidad en los placeres terrenales pasajeros, sepamos vivir con toda sencillez esta verdadera revolución del amor, dejemos vivir a Jesús en nosotros, dejémosle tomar todo el lugar en nuestro corazón.



Jesús nos dice:" Si alguien Me ama, guardará Mis palabras y Mi Padre lo amará. Entonces vendremos a él para poner nuestra morada en él"(Juan, 14,23)




Revista Ecos del Mensaje - Lap Argentina

(almas_peq)

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