martes, 19 de julio de 2011

Rv: [parareflexionar] #1# La Playa De Las Bendiciones

LAP Argentina
2011- Año de la Vida
        



Enviado: lunes, 18 de julio de 2011 20:14
Asunto: [parareflexionar] #1# La Playa De Las Bendiciones





Estaba  allá,  nadando  en  el  agua    fría,    batallando
heroicamente contra las olas. "Solo  media  milla  más",  él
pensó, "y yo llegaré a lo margen." Sus brazadas  estaban  se
quedando más flacas; erguía el brazo con  mucha  dificultad.
La playa estaba solo algunos metros  adelante.  Sus  últimos
esfuerzos habían sido demás: empezó a se poner  atolondrado.
Entonces, su cabeza empezó  a  nadar  y  lo  llevó  para  la
orilla.


Muchas veces nuestra vida se asemeja  la  del  personaje  de
nuestra ilustración.  Luchamos  contra  las  dificultades  y
parece que nuestras fuerzas  están  acabando.  Insistimos  y
perseveramos en  la  insistencia.  No  queremos  desalentar,
pero, todo parece perdido. Intentamos dar un paso a más y no
hallamos ánimo para eso. Nuestro  cuerpo  nos  manda  parar,
desistir,reconhecer la derrota. Nuestra alma llora, lágrimas
de  frustración  se  caen  de  nuestros  ojos,  un    dolor
inquietante  hiere  a  nuestros  corazones,  como    espinas
angustiantes. Sin embargo, somos hijos de Dios,  amados  del
Señor, despegados para una vida victoriosa. En el momento de
mayor aflicción, nuestra mente  nos  recuerda  de  que  nada
impedirá nuestra victoria. aun cuando no exista  más  fuerza
espiritual, nuestra fe nos hace  nadar  en  el  mar  de  las
bendiciones de Dios y, cuando  todo  parece  estar  perdido,
allá estamos nosotros, en la orilla  de  la  gracia,  en  el
margen de la alegría, en el muelle de la vida  abundante  de
Dios.

Mi cuerpo entero se regocija en la presencia de mi Salvador.
Cuando alguna parte de mi ser está flaca, a otra me guía por
el centro de la voluntad del Señor. Cuando las luchas  diste
mundo me atolondran, mi oído me recuerda: "Estoy a su  lado.
No tema. Ayudaré usted a llegar al puerto de su  felicidad".
Cuando, la victoria contra la desesperanza sonreí  para  mí,
mi boca, junto con todos los otros  miembros  de  mi  cuerpo
espiritual, exclama en alta voz:  "Gracias  Señor.  Yo  solo
nada soy, pero, con Cristo en mi corazón, no habrá  olas  de
dudas y ni agua fría de desencorajamento que  me  impida  de
realizar cada un de mis sueños".

Tenga fe, luego usted alcanzará la playa de sus bendiciones.



Paulo Barbosa
Un ciego en el Internet
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(S.B.)


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