lunes, 12 de septiembre de 2011

Los santos, ejemplos humanos vivos...


UN RESTO MARIANO

Durante las grandes batallas de la Iglesia Militante, no debemos olvidar ambas cosas: el poder intercesorio de la Iglesia Triunfante y la poderosa intercesión de los gloriosos coros de ángeles.
Es triste ver que muchos han perdido la devoción por los santos, cuyos ejemplos humanos vivos nos recuerdan que la santidad heroica aun hasta la muerte y el martirio es verdaderamente posible para nosotros. Por tanto, deberíamos acudir con gran confianza a los santos en tiempos de dificultad, con renovado vigor a nuestros santos patrones y tener especial devoción y recurrir al santo de nuestro día, como se encuentra en el calendario litúrgico de la Iglesia.
San Ignacio de Antioquía


Piensen  en algunos ejemplos de la infinidad de testigos que se han ido antes que nosotros: San Ignacio de Antioquía, que anheló volverse "el trigo de Dios en la boca de los leones", para ser unido a Jesús Eucarístico; San Policarpo, quien dijo a aquellos que estaban prendiendo el fuego que consumiría su cuerpo, "Ustedes están iniciando un fuego temporal para mí, pero tengan cuidado, porque están prendiendo un fuego eterno para ustedes mismos."
Piensen también en San Félix y Adauctus.
Félix y Adauctus

San Policarpo
Félix era un sacerdote de la Iglesia primitiva que fue horriblemente torturado con los métodos existentes más terribles, y aún así, soportó todos su martirio como un cordero, en medio de la gran multitud. La humilde mansedumbre con que Félix aceptó sus sufrimientos movió e inspiró el corazón de uno de la multitud que no era Cristiano. El hombre gritó, "Estoy dispuesto a aceptar a Jesús, el Cristo, el Dios hecho hombre, debido a la paz con que este hombre se dirige a la muerte". Y con eso, este hombre desconocido fue tomado de la multitud y martirizado junto con Félix. Debido a que no sabemos su nombre, la martiriología se refiere a él simplemente como "Adauctus", el adicional. 
Recordemos también a San Lorenzo el Diácono, quien dijo a sus torturadores que lentamente lo estaban quemando vivo. "Este lado ya está listo, pueden voltearme ahora". Y el joven San Tarciso , el mártir Eucarístico, quien entregó su vida en defensa de la Eucaristía antes que permitir la profanación del Santísimo Sacramento
San Lorenzo





Hermanos y hermanas, estas gentes no son leyendas, son testimonios humanos vivientes de la verdad que nosotros podemos ofrecer todas las cosas, aún nuestra propia vida, si esto es lo que se pide, en defensa de la Eucaristía. Antes ha sido hecho por aquellos que cooperaron con la perfecta y sostenedora gracia de Dios y si fuese necesario puede ser hecho de nuevo por nosotros con la ayuda de la gracia de Dios.-


"El Dogma y el Triunfo" - Págs.87-88 - Edit. Vox Populi Mariae Mediatrici

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