SAN JUAN DE LA CRUZ
La pasión es como un ladrón, No sólo no aporta ningún bien a nuestras vidas, sino que, además, nos roba cualquier cosa buena que ya poseamos. Y si no la controlamos, nos comerá vivos. Aniquilará nuestra relación con Dios, y, al final, será la pasión lo único que viva en nuestras almas.
Si no la matamos primero, nos matará a nosotros.
Cuando permitimos que la pasión nos distraiga de Dios, el intento de practicar la virtud se convierte en una pesada y triste carga.
Vivimos insatisfechos
con nosotros mismos,
insensibles
hacia nuestro prójimo,
pesados y perezosos
en nuestra relación con Dios.
Minados de fuerza espiritual,
nos encontramos enfermos.
Estamos, de hecho, muriendo:
atormentados, cansados,
débiles y ciegos.
Por otra parte
si vencemos la opresión de la pasión,
y su poder sobre nosotros,
convirtiendo nuestras vidas a Dios
con toda determinación,
la paz florecerá en nosotros,
con recobrada fuerza,
renovada energía,
y restaurada visión.**
<<RESTAURA LO QUE ES MÍO >>
No temas a la noche - Pág.82 - Editorial San Pablo - Bs.As.
No hay comentarios:
Publicar un comentario