domingo, 4 de diciembre de 2011

EL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA


DEVOCIÓN Y CONSAGRACIÓN:




Los tesoros recibidos de Dios se guardan celosamente en la interioridad más profunda del ser. Así las Escrituras nos señalan el Corazón de la Santísima Virgen como cofre precioso de la gracia plena que Dios le ha otorgado, diciendo que todo lo guardaba en el silencio plenificador de su Corazón.
A impulsos de ese Corazón dador de vida comienza a latir el Corazón del propio Cristo en la tierra.
El Corazón de María es el primer corazón humano que late al ritmo de la salvación de los hombres.
En la salvación existe una estrecha relación donde el amor de Dios entreteje lo sobrenatural con lo natural, de tal manera que la historia se transforma en Historia Salvífica, y en esa historia interviene en dramática lucha la fidelidad de Dios y la infidelidad y rebeldía del hombre, herido de muerte por el pecado.
Es verdaderamente una historia de amor, pleno de Gracia, proyectado desde Dios mismo a la interioridad del hombre. El quiere hacer un pacto de amor con las criaturas, creadas por amor. Dentro de esta relación salvadora debemos comprender a María por la proyección salvífica que encierra su propia creación Inmaculada. Este es el lugar específico que ocupa el misterio de su Corazón como fuente perfecta donde el amor de Dios se plenifica permitiendo la encarnación del Verbo.
Toda propuesta de Dios exige una respuesta activa donde se compromete la libertad del hombre y donde se muestra el impulso del Corazón amante de María. El suyo fue el primer corazón humano con la capacidad de una respuesta total: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu Palabra" (Lc 1, 38) .
ANUNCIACIÓN A MARÍA

Es María la que recibe en su corazón el gozo del anuncio del Ángel que da por terminada la espera, gozo del cumplimiento de la promesa que Dios ha hecho a su Pueblo.
¿Quién de nosotros, hombres comunes pecadores, no ha sentido en su vida el gozo que produce en su corazón una noticia esperada o un acontecimiento beneficioso, que hasta altera el ritmo de sus latidos?
¿Podemos acaso, imaginar el Corazón de la Santísima Virgen latiendo pleno de gozo ante el acontecimiento salvador más grande de la humanidad? ¿El gozo de ser Ella la elegida como Madre del Redentor de los hombres?
¿El gozo del llamado a cooperar privilegiadamente en el Plan de Dios? Es fácil deducir que ese Corazón se llenaría de gozo y de sorpresa.


¡Ella era la mujer anunciada en las Escrituras de su Pueblo, la habitada por Dios!
Es en ese Corazón donde María guarda la inmensidad del amor, la gestación del Hijo de Dios en sus entrañas. Ella es la única protagonista y testigo de la visita del Ángel y del anuncio de la encarnación. Y desde ese Corazón relatará san Lucas el acontecimiento tal cual fue, para que sea conocido por las generaciones de todos los tiempos.
Sabemos que el carácter esencial del camino espiritual reside en la interioridad de la persona, por eso no es difícil comprender cómo, dentro de la piedad mariana, el hombre se encamina hacia la búsqueda del Corazón de la Madre, como centro de vida humana y espiritual. 


Orando a la Virgen María
Libro: "La Consagración al Inmaculado Corazón de María - Dinorah B. de Baraldo Victorica- Edit.Claretiana (5-6) 



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