1- RESPIRAR
Al comenzar el día es bueno hacer algunos movimientos físicos para despertarse. Después, lavarse las manos y la cara, mojar los brazos y detenerse unos minutos a respirar hondo varias veces. Es importante expulsar todo el aire, hasta que no quede nada, esperar unos segundos y luego aspirar profundamente.
En medio de estas respiraciones profundas podemos orar, pidiendo que Dios nos penetre con su vida, nos purifique y se lleve todo lo que pueda perturbarnos.
Este ejercicio con la respiración sirve para oxigenar bien el cerebro y comenzar el día con más lucidez pero, sobre todo, sirve para incorporar el cuerpo a la oración, ese cuerpo que necesita del aire para sobrevivir.
La oración consiste en lo siguiente:
junto con el aire nuevo recibamos la presencia de Dios que nos renueva, y con el aire viciado que sale de nuestro cuerpo, se vaya también todo pesimismo, toda pena, todo mal sentimiento.
O simplemente, al tomar el aire digamos interiormente "Señor Jesús", y al expulsar el aire, "ten piedad de mí".
ORACIÓN
* Señor, Tú eres mi vida, Tú eres necesario
para mí como el aire que respiro.
* Te doy gracias, Señor, por el don de la vida,porque es maravilloso existir.
* Te adoro, Señor, porque así como el aire
me rodea y penetra en mí,
* Así también estoy rodeado por Ti, me envuelves con tu presencia,
* lleno de vida, me penetras con tu gracia
y me transformas con tu pura luz.
* ¡Gloria a ti, Señor, mi Dios!
* Y junto con el aire que sale
de mis pulmones, llévate todo lo
que no me hace feliz,
* arroja fuera de mí toda impureza,
expulsa todas mis angustias y tristezas
todos mis rencores y malos recuerdos,
* todos mi pesimismo, todo egoísmo
y mala intención. Llévate todo, Dios mío,
y déjame sólo Tu gracia, tu vida.
* Quédate Tú invadiendo todo mi ser
y reinando en mí con tu gozo,
en este día que comienza.
Amén.
"Cómo empezar un buen día"- Victor M Fernández - Ediciones Paulinas - (8- 9 -10)
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