LA HUMILDAD esta´por encima de la fe, de la pureza, y de la misma caridad.
LA HUMILDAD es el camino para llegar a las demás virtudes.
LA HUMILDAD no consiste en ocultar las propias capacidades y virtudes, sino en el conocer con claridad todo lo que nos falta aún.
LA HUMILDAD, no causa pena de no ser nada, de no servir para nada, sino se alegra de su inutilidad, porque así obliga a Dios a poner todo en uno.
Cuando los demás te humillan, te darás cuenta qué eres y cómo eres; la verdadera HUMILDAD goza de ser probada, y se afianza más, porque es el camino de llegar a la paz interior.
Si has producido algo que valga la pena, reflexiona un instante y date cuenta que no eres más que un pincel en manos de Dios y, ¿para qué sirve el pincel en manos de un artista, si no se deja manipular por el pintor?
No es falta de HUMILDAD que se conozca el adelanto de tu alma, eso sirve para tener presente que Dios es quien todo te lo ha proporcionado.
La reciedumbre para defender la Verdad, no es soberbia, es fortaleza cristiana, que en su HUMILDAD se apoya exclusivamente en Dios y no en sí mismo.
Dios jamás desprecia un corazón contrito y HUMILLADO, sino exalta en lo mismo en que HUMILLO, si sabemos corresponder.
LA HUMILDAD es como la violeta que se descubre por su fragancia, aunque esté escondida.
LA HUMILDAD jamás espera agradecimiento por mucho bien que hiciera. Si tu mano derecha no se entera de lo que hace tu izquierda, eso es HUMILDAD.
LA HUMILDAD se parece a las flores que llegan a perfumar la mano que las aplasta.
Aprende de Mi, dice el Señor , que soy manso y HUMILDE de corazón.
"JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN.
HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO "
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