lunes, 16 de enero de 2012

EN MARÍA RESPLANDECEN LOS RASGOS MÁS PROFUNDOS DE LA FE

INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
María es el modelo sencillo de quien escucha a Dios vivido hasta el extremo. En Ella, la apertura a Dios que llega, la disponibilidad y prontitud para ponerse a su servicio, la admiración ante las obras que realiza, la fortaleza y la confianza se conjugan formando un todo que alimenta continuamente su entrega generosa.
Su fe no es solo receptiva, abierta enteramente a los planes de Dios y abandonada en Él, sino que es una fe para los demás.
Desde su vocación maternal y, por lo tanto, de educadora en la fe, debemos releer su vida y especialmente sus palabras en el Magnificat.
A lo largo de su vida vuelven a sus oídos las palabras del Ángel en la anunciación y se repite su respuesta de fe, "María madre, se convertía así, en cierto sentido, en la primera "discípula" de su Hijo, la primera a la cual parecía decir:"Sígueme antes aún de dirigir esa llamada a los apóstoles o a cualquier otra persona (Redemptoris Mater,20). En palabras de los obispos latinoamericanos: "María es la creyente en quien resplandece la fe como don, apertura, respuesta y fidelidad... Por su fe es la Virgen fiel, en quien se cumple la bienaventuranza mayor: feliz la que ha creído" (DP 296).



En María , retomamos fuerzas para seguir adelante. En Ella se resume lo que significa seguir a Jesús: escuchar su palabra y practicarla en obras.
En nuestros días, cada vez resulta más claro descubrir que las obras que Dios nos pide hoy son las relacionadas con la Justicia y la Vida.
Crear las condiciones necesarias para que la vida y su dignidad alcancen a todos por igual. Es decir, trabajos y oportunidades para todos, salarios justos, posibilidades de estudio y capacitación, acceso a la salud y beneficios sociales, viviendas dignas, participación en la construcción del destino común, vigencia de la libertad y los derechos humanos. Si  se mutilan estas condiciones mínimas, la vida es degradada y exige un compromiso por defenderla. María da a luz a Jesús y con Él la nueva creación se pone en marcha. Su fecundidad no se reduce al momento del parto, sino que todo su caminar fue una honda experiencia de dar vida, que en definitiva es dar a Dios mismo. María puede hacerlo porque vive llena del Espíritu Santo y, a través de sí y a lo largo de sus días, ella lo derrama y ofrece a todos los que la acompañan. Donde va María va el Espíritu del Señor. Y donde está el Espíritu hay aliento de vida nueva.

La vida es siempre fuente de alegría y de encuentro, de jovialidad y esperanza. María es feliz porque al darla responde a la palabra de Dios y la pone en práctica.




ORACION
Feliz Tú que has creído,
que conservaste tu corazón para el Señor
y supiste ser fiel a su Palabra.

Feliz de Ti, María,
que no vacilaste en seguir a tu Hijo
viviendo en obras buenas
lo que Su voluntad te revelaba.

Feliz de Ti, Madre fecunda,
porque tu presencia
entre nosotros,
da a luz la vida plena
allí donde te encuentres.

Muéstranos el camino,
Señora de los caminantes,
para alcanzar la felicidad verdadera,
que es recibir a Dios que llega
y vivir entregado a su servicio.

Ayúdanos a escuchar su voz,
en esta tierra sufrida,
y acompáñanos con tu fuerza
en la tarea que hemos recibido:
construir, hoy entre los hombres
los cimientos de una civilización nueva,
más justa, digna y humana,
civilización del amor,
Reino de Dios
vida plena a todos dada.
Amén. 

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