viernes, 29 de abril de 2011

LA VIDA UN DON PARA NO DESPERDICIAR -PARTE 2

UN GRITO DE ALARMA



(CONTINUACIÓN)


Pero este grito de alarma llega justamente de las mujeres, de esas mismas mujeres que por diversas circunstancias se deshicieron de esa gestación no deseada. Demasiados factores influyen en ese momento, y el demonio sabe bien cómo aprovecharlos; muy a menudo sin una conciencia real de la madre, que se torna a su vez víctima, junto a su hijo. Una madre esto lo sabe, incluso sin "saberlo". En alguna parte de su ser siente ese peso y conserva el recuerdo. Y si abre la puerta a Dios que es vida y luz, puede transformar ese triste evento en ocasión de redención para sí misma, para su criatura y para los demás.


Son muchas las mujeres que dan testimonio de este hecho, y muchas incluso lo relatan por escrito para sensibilizar a quien cprra ese peligro y para dar ánimo a quienes ya lo hayan vivido.
Vale la pena mencionar libros que nos han sido recomendados e invitar a buscar otros para buscar la voz de estas madres que en cierto modo, buscando a Dios, han reencontrado a sus hijos e instaurado con ellos una nueva relación, distinta a la que pudiera haber tenido lugar en la tierra, sin duda plena y real. No gozan todavía de su abrazo que, sin duda, un día será eterno.


El primer libro viene de América, recién traducido al italiano y publicado por Edizioni Segno: "Una vista migliore" de Joan Ulicny.
Una ex directora de IBM explica su personal e imprevista conversión, iniciada después de una peregrinación a Medjugorje adónde fue para pedir la gracia de sanar su ceguera, tras un horrible accidente. Pero esa no fue la mayor sanación. Joan, de hecho vuelve a casa con las manos vacías, semiciega como antes, y en lugar de perder la fe por la desilusión de "una gracia no concedida", recobra su fe. Se da cuenta poco a poco de que hay que hacer la Voluntad de Dios.
La cual no coincide necesariamente, es más, no coincide casi nunca con la nuestra y se esfuerza en aceptar su ceguera.
Al final de un largo y tormentoso recorrido, llega incluso a agradecer a Dios por haberla dejado  ciega. Es a partir de ahí que comienza la verdad...
Y ahí, dentro de ella le espera una herida que desde hacía tiempo esperaba ser vista y que Joan había archivado: la de un aborto voluntario...*


S.B.

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