Señor,
dueño de las ollas y las cacerolas,
no puedo ser la santa que medita a tus
pies.
Ni puedo bordar manteles para tu altar.
Haz entonces que yo sea santa junto a
mi cocina.
Que tu amor encienda la llama que
he encendido.
Tengo las manos de Marta,
pero quiero tener el alma de María.
Cuando friego el suelo,
lava Señor, mis pecados.
Cuando pongo la mesa.
Come Tú también, Señor, junto
a nosotros.
Es mi Señor a quien sirvo,
al servir a mi familia.
(almas_peq)
No hay comentarios:
Publicar un comentario