domingo, 15 de mayo de 2011

LECTURAS SABROSAS comentario


EL ALPINISTA


Un hombre decidido a escalar el Aconcagua inició su travesía después de años de preparación. Pero quería la gloria para el solo, por lo tanto, subió sin compañeros.
Empezó a subir. Escaló durante todo el día y, aunque vio que la tarde pasaba rápidamente, no se preparó para acampar, sino que siguió decidido a llegar a la cúspide. Y oscureció: la noche cayó con gran pesadez sobre la cumbre de la montaña, ya no se podía ver absolutamente nada.
Todo era negro, cero visibilidad, no había luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes.
Subiendo por un acantilado, a sólo 100 metros de la cima, se resbaló y cayó. Caía por los aires a gran velocidad, sólo podía ver veloces manchas y sentir la terrible sensación de ser succionado por la gravedad de la Tierra. Seguía cayendo y en esos angustiantes segundos le pasaron por la mente todos los momentos gratos de su vida. 
Él pensaba que iba a morir, sin embargo, de repente sintió un tirón muy fuerte que casi lo parte en dos. Sí; como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con seguros unidos a una larguísima soga que lo ataba a la cintura.
En esos momentos de quietud, sus pendido por los aires, no le quedó más que gritar:
-¡Ayúdame, Dios mío-!
Repentinamente, una voz grave y profunda de los cielos le contestó:
-¿Qué quieres que haga?
-¡Sálvame, Dios mío!
- Realmente ¿crees que te puedo salvar?
- Por supuesto-, Señor!
- entonces corta la cuerda que te sostiene.
Hubo un silencio profundo. El hombre se aferró más a la cuerda.
Cuenta el equipo de rescate que al otro día encontraron colgado a un alpinista. Estaba muerto, congelado, suspendido a tan sólo dos metros del suelo.




Y tú, ¿Qué tan confiado estás de tu cuerda?... ¿Por qué no la sueltas?
¡Pobre de aquel que deposita su confianza sólo en ayudas e ideas humanas!.
La única fuente de seguridad para el hombre es la Confianza en Dios.
Pongamos toda nuestra confianza en quien no nos abandonará jamás.
"Dichoso el hombre que confía en el Señor y en Él tiene puesta su confianza.
Él es como un árbol plantado al borde de las aguas, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme cuando llega el calor y su follaje se mantiene frondoso; no se inquieta en años de sequía y nunca deja de dar fruto". (Jer, 17,7-8)




almas_peq - LAP Argentina

1 comentario:

  1. pues me encanto de que uno no debe basarce solo en lo que tiene esactamente en la confianza de la cuerda la confianza en DIOS para el no esta presente y solo lo hace cuando lo nesecita eso es remalo, hay muchas personas que no tienen brasos y pies y son felices aunque no hayan encontrado la felicidad pero nosotros que tenemos nuestro cuerpo no nos basta con lo que tenemos mas bien pedirle a DIOS por lo que tienen y no por lo que le falta.

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