SAN JUAN DE LA CRUZ
No todos los deseos de renunciar a nuestras experimentadas y preciadas prácticas espirituales vienen de Dios.
Podría darse que las dificultades que encontramos en la oración no significan que Dios nos esté impulsando a avanzar, sino que nuestra propia pereza nos está impulsando a arrastrar los pies. Una señal segura de que no hemos superado nuestras imágenes de Dios en favor de una vida de oración más pura, más espiritual, es que preferiríamos pensar en cualquier otra cosa, menos en Dios.
La señal más cierta de que el Espíritu nos va conduciendo, de que es tiempo de dar el paso siguiente, es que gustamos de estar a solas con atención amorosa a Dios, en paz interior, quietud y descanso, sin necesidad de justificarnos reviviendo métodos familiares de oración, y distrayéndonos con imágenes que pueden habernos servido, pero que en este momento, ya no son necesarias.
Cuanto más te acostumbres a esta profunda quietud del espíritu, más crecerán tu conocimiento y tu amor a Dios.
Sin tensiones que te paralicen, conocerás una paz más honda, y un gozo más duradero.
<<EL TIEMPO PASADO CON DIOS NO NECESITA JUSTIFICACIÓN>>
Libro: "No temas a la noche" Pág.136 - Edic. San Pablo- Bs. As. Argentina
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