sábado, 3 de marzo de 2012

No resistirse a recuperar la paz...


Si podemos estar solos un momento, y caminar gozando de la vida en completa soledad, es bueno; pero si caminamos intentando asumir e incorporar en nuestro corazón todo lo que rompa nuestra soledad, es mejor todavía. Las dos cosas son saludables y beneficiosas, pero resistirnos cuando algo perturba nuestra soledad no es saludable, sino dañino.


Hay que lograr una plasticidad que nos permita adaptarnos a todo lo que aparezca en el camino y aceptarlo amorosamente. Como el agua, que en lugar de luchar violentamente contra lo que se le opone, se adapta, fluye bordeando los obstáculos como acariaciándolos, cubriéndolos, amoldándose. Imaginemos un arroyo que tiene muchas curvas porque se adapta al terreno sin dejar de avanzar. Algo así es este modo de caminar relajados y felices, sin sentirnos enemigos de nada. Eso sí es sumamente sano. Nos permite ser felices y mantener la calma y vitalidad en medio de cualquier circunstancia que aparezca. Es toma las cosas como vienen y saber volver a inventar constantemente nuestra relación con la vida y con el mundo, como jugando con los acontecimientos, con la realidad que nos desafía.
Si permanecemos abiertos a las novedades de la vida misma, sin resistirnos a nada, nos presentará los estímulos que vayamos necesitando para preservarnos y crecer.




"Claves para vivir en plenitud" - Edic. Paulinas- 


(almas_peq)

No hay comentarios:

Publicar un comentario