martes, 21 de agosto de 2012

LA PUERTA DE LA FE.


BENEDICTO  XVI convoca el Año de la Fe.



1- "La puerta de la fe" (cf. Hch 14.27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma...

2- Desde el comienzo de mi ministerio como sucesor de pedro, he recordado la exigencia de redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo. En la homilía de la santa Misa del inicio del pontificado dije: "La iglesia en su conjunto y en ella sus pastores como Cristo han de ponerse en camino para rescatar a los hombres del desierto y conducirlos al lugar de la vida, hacia la amistad con el Hijo de Dios, hacia Aquel que nos da la vida y la vida en plenitud".(...)

3-No podemos dejar que la sal se vuelve sosa y la luz permanezca oculta (cf.Mt5, 13-16).Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en Él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (cf. Jn 4,14)...La enseñanza de Jesús resuena todavía hoy con la misma fuerza: "Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna". (cf. Jn 6,27)(...)

4- La luz de todo esto, he decidido convocar un Año de la Fe. Comenzará el 11 de Octubre de 2012, en el cincuenta aniversario del Concilio vaticano II, y terminará en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el 24 de noviembre de 2013 (...)

5- (...) He pensado que iniciar el Año de la fe concidiendo con el cincuentenario de la apertura de Concilio Vaticano II...los cuales no pierden ni su valor ni su esplendor.

6- El Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor único Salvador del mundo...(...)

7- (...) La fe, en efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo. Nos hace fecundo, porque ensancha el corazón en la esperanza y permite dar un testimonio fecundo, en efecto: abre el corazón y la mente de los que escuchan para acoger la invitación del Señor a aceptar su Palabra...(...)

Confiemos a la Madre de Dios, proclamada "bienaventurada porque ha creído" (Lc, 1,45) Este tiempo de gracia.



(Fragmentos)(continuará)

Fuente: Revista Ecos del mensaje - LAP España.-

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