martes, 2 de octubre de 2012

LA HUMILDAD TIENE QUE VER CON LA AUTOACEPTACIÓN.

La humildad tiene tambiénque ver con la autoaceptación. Esto puede ser lo más difícil de todo. Una cosa es reconocer la presencia de Dios y el valor ajeno, y otra enteramente distinta admitir lo que no somos, estar en paz teniendo menos de lo que queremos, y dejar de aparentar, incluso ante nosotros mismos, que somos lo que hemos inducido a los demás a creer que somos.
Con el quinto y el sexto grados de humildad, San benito desenmascara para nosotros a dos demonios: la tiranía de la perfección y el peligro de la codicia. Ambos ponen la felicidad fuera del alcance justo cuando podemos sentirnos más tentados de pensar que la hemos finalmente alcanzado. Ambos alimentan el desasosiego humano, haciendo del hogar un lugar en el que es imposible estar.
En una época que distingue a sus héroes por limusinas y tamaños de despacho, publicidad y ascensos, status y niveles sociales de aterradoras proporciones, los grados quinto y sexto de humildad benedictinos nos proporcionan libertad para prescindir de todo ello. Prescinde de todo ese afán, nos dice esta antigua sabiduría; prescinde de todo ese enmascaramiento y esa apariencia; prescinde de todo ese aferramiento y acaparamiento y consumo y endeudamiento y presión social. Prescinde de todo ello y vive.


Fuente : "Doce pasos hacia la libertad interior- Retorno a la humildad". - Joan Chittister.-


(almas_peq)

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