domingo, 1 de septiembre de 2013

EL SEÑOR TE BENDIGA.


La Bendición de Dios.

-Bendición es todo don de Dios, natural o sobrenatural, del cuerpo o del alma, que perfecciona a un ser en su naturaleza.
Se llama también bendición a la oración por la que se pide felicidad, protección u otros dones para personas, animales o cosas.
Dios es el único Creador y Señor de cuanto existe. De El procede todo don perfecto. Es, en consecuencia, el único que tiene derecho de bendecir. Según la Biblia, Dios bendijo a los animales a medida que iban saliendo de sus manos y bendijo especialmente al hombre dándole la facultad procreadora y el dominio sobre toda la creación visible.
"Procread y multiplicaos, y henchid la tierra, sometedla y dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los ganados y sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra". (Gn. 1,28)
Dios bendijo a Abraham, a Isaac, a Jacob, a Efraim y a José. Y bendice al justo que observa la ley. Su prosperidad será notoria. Tendrá la fertilidad del campo y la fecundidad del ganado. Su descendencia será numerosa y nada podrán contra él los enemigos (cfr. Deut. 28,1-14)

"Los que perseveran en los mandamientos de Dios, viven en la verdadera obediencia y son benditos del Señor" afirma San Francisco.
¡Cuántas bendiciones vendrían sobre nuestra patria, si, quitado el egoísmo de muchos, hubiera entre nosotros menos indigentes y una mejor distribución de las riquezas!
Dios nos bendice con toda clase de bendiciones en cuanto estamos unidos con Cristo y con El formamos un solo Cuerpo(Cfr.Ef.1,3).
El llamado a la salvación divina, la gracia, los sacramentos y tantos otros beneficios espirituales son efecto de haber sido nosotros bendecidos y hechos gratos por el Dios y Padre Nuestro Señor Jesucristo.



La Bendición de la Iglesia.

- Es una ceremonia litúrgica, generalmente acompañada de oraciones por la que en nombre y con la autoridad de la Iglesia, un ministro habilitados, dedica al servicio de Dios a personas o cosas, o invoca sobre éstas el favor divino.
Jesucristo bendice el pan que va a multiplicar milagrosamente y el que va a emplear en la eucaristía, bendice a los apóstoles, a los niños y a los fieles antes de la ascensión a los cielos.
La Iglesia desde el comienzo tuvo el rito de bendecir siendo la costumbre más apreciada.
Las bendiciones producen su efecto de acuerdo a las disposiciones del sujeto que las recibe.
He aquí los beneficios principales que en virtud de la oración de la Iglesia, obtienen las personas bendecidas o que usan piadosamente los objetos benditos: Perdón de los pecados veniales, gracias actuales que ayudan a la práctica de la virtud o a la lucha contra el demonio, remisión de las penas temporales merecidas por las propias culpas, obtención de la salud y otros bienes materiales.
El pueblo de Dios tiene y ha tenido siempre en alta estima los objetos bendecidos. Pero deben emplearse rectamente, con piedad cristiana, uniéndose con fe a la oración de la Iglesia. Nunca usarlos como talismanes o panaceas. Esto significaría una formación superficial y una tendencia o actitud supersticiosa.


Fuente: " La Sonrisa de Dios" - Alejandro Francisco Díaz O.F.M.-Edit. Claretiana.

(almas_peq)

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