domingo, 1 de mayo de 2011

ACTO DE ABANDONO A LA MISERICORDIA DIVINA



Señor, hace más de sesenta y cinco años que Tú me has hecho el regalo inestimable de la vida y después de mi nacimiento, tú no has dejado de llenarme de Tu Gracia y de Tu Amor.
Con el correr de todos estos años he sido depositario de los mayores gozos, pruebas, exitos, fracasos, enfermedades y dolores, como les sucede a todos.


Con tu gracia y tu ayuda, he podido superar obstáculos y avanzar hacia Ti.


Hoy me siento rico en experiencias con el gran consuelo de haber sido objeto de Tu amor.
 Mi alma canta su agradecimiento.


Pero yo encuentro cotidianamente alrededor de mi a personas que Tú has probado fuertemente: Ellas se para lizan, se sienten impotentes y frecuentemente pierden la fuerza de orar, otros han perdido la facultad mental y ya no pueden tenerte más a Ti en su mundo irreal. Yo veo actuar a esa gente y me digo: ¿si fuera yo?...


Entonces Señor, hoy mismo, mientras gozo de la posesión de mis facultades mentales, te ofrezco en primer lugar mi aceptación de Tu Santa Voluntad y si en la última hora me toca alguna de estas pruebas, quiero que aun pueda seguir sirviendo a Tu Gloria y a la salvación de las almas.
En mi última hora, ademas, te pido sostener con tu gracia a las personas que tendrán la tarea  ingrata de socorrerme.
Si un día la enfermedad compromete mi cerebro y mi lucidez, entonces, Señor, mi sumisión a Ti te seguirá en una silenciosa adoración.


Si un día, un estado de inconsciencia prolongado cae sobre mi, quiero que cada una de esas horas que viviré sea una ininterrumpida acción de gracias y que mi último suspiro sea también un suspiro de amor.


Mi Alma, guiada hacia aquel momento de la mano de María se presentará ante de Ti para cantar tus alabanzas eterna AMEN.




                                                      1985 - JUAN PABLO II






No hay comentarios:

Publicar un comentario