jueves, 5 de mayo de 2011

"AMAR ES ENTREGARLO TODO, ENTREGARSE COMPLETAMENTE...."

PAZ, ALEGRÍA Y AMOR



"Amar es entregarlo todo, entregarse completamente", son las palabras de un canto que se inspira en el famoso fragmento de San Pablo a los Corintios conocido como el Himno a la Caridad (cfr 13,1) alguna vez las he utilizado para acompañar la oración de adoración eucarística, y mientras el alma alaba a Dios en el canto. nos sumergimos en el misterio del amor y de la donación total de Cristo, que se entregó por completo por nuestra salvación.
Quizás en ese momento nos preguntemos: ¿cómo podemos seguirlo? ¿Podemos vivir también nosotros el amor como Él lo ha vivido? ¿También nosotros debemos morir en la cruz por amor? El Evangelio habla claro. Sobre todo en los capítulos 13-17 del evangelio de Juan, Jesús deja a los apóstoles y a todos nosotros su testamento espiritual, resume el significado de su misión de Hijo enviado por el Padre aquí en la tierra y nos invita a seguir su ejemplo.
Dios Padre nos ha amado desde el seno materno: nos da su bendición en todo momento y nos protege del mal, confiándonos a la protección de la Virgen, de los ángeles y de los Santos.
Está presente en medio de nosotros con la fuerza vivificante del Espíritu Santo que lo renueva todo, y nos ofrece cada día al hijo Jesús en la Eucaristía, dándonos la posibilidad de presentar en el altar, junto a la suya, el ofrecimiento de nuestra vida.

La Corte Celestial
¿Es poco acaso? Podemos recibir y dar el amor., utilizar los dones que Dios nos ha entregado gratuitamente para nuestro bien y el de los hermanos. Y podemos afrontar el sufrimiento en la paz y en el abandono confiado a la voluntad del Padre, seguros que nada se perderá, porque El quiere nuestro bien y nos acompaña a cada paso.
Todo está en la respuesta al amor, en la propia decisión interior de dejarnos guiar por Dios, para que pueda transformarnos interiormente y sanar todo lo que aún está enfermo o no está iluminado por su luz.
Es el camino de una vida que se construye sobre pequeños y grandes "sies" de cada día, esas opciones concretas que nos llevan cada vez más cerca del Señor. Porque Él no quiere que las dificultades y los problemas de la vida nos aplasten, no nos entrega nunca una cruz demasiado pesada, que no podamos llevar, sino que nos deja libertad para escoger: si rechazarla y huir, o bien abrazarla con valentía y confianza, responder que sí y dejarnos guiar por Él, que es el Camino, la Verdad y la Vida, con una actitud de profunda humildad.
A menudo estamos llenos de nuestras ideas, de nuestros programas, deseos y pensamientos, y giramos en torno a nosotros mismos, sin entrar dentro, en lo profundo donde el Señor quiere hablar el alma y comunicarle su vida divina




Ponerse en presencia de Dios en la oración, con profunda sinceridad y humildad, siempre abre a algo nuevo. Podemos convertirnos en instrumentos dóciles en sus manos, dispuestos a partir y a implicarnos por entero, para que en nosotros y a nuestro alrededor se realice su plan de Amor. Entonces comenzamos a abrirnos como flores a los rayos del sol, y todo nuestro ser florece. El egoísmo y los intereses propios dejan paso cada vez más a un amor puro, limpio, que es tal solo si se da de modo incondicionado, sin otra pretensión. Pero para purificarse debe pasar a través de la cruz, y convertirse en ofrecimiento vivo, pan partido para que otras almas reciban la vida. Entonces gozaremos juntos cuando el Padre nos llame junto a sí para gozar de los bienes destinados a aquellos que han amado.








Abrirnos como flores a los rayos del sol
                                                   
                                                                   Chiara Piccinotti




S.B,

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