domingo, 29 de enero de 2012

TÉNGALO EN CUENTA...


6. ILUSIONARME

" No te prives de pasarte un buen día, que no se te escape ningún deseo legítimo"
(Ecl 14,14)

"Todo lo que sea verdadero, 
lo que sea noble, lo que sea justo,
lo que sea puro, lo que sea amable,
lo que sea honorable;
y también lo que haya de virtud
y lo que merezca elogio, todo eso
téngalo en cuenta".
(Flp 4,8 )


No es bueno comenzar el día sin ganas, sin algo que nos estimule, aunque sea muy pequeño o muy simple: la posibilidad de encontrarnos con alguien que nos agrada, el proyecto de colocar una planta en el jardín, elegir un libro que nos guste, contemplar el atardecer en calma, hacer feliz a alguien, encender una vela en una iglesia, preparar algo sabroso para comer, escuchar música que nos haga bien, etc. Hay muchas cosas bellas, agradables y valiosas que podemos imaginar cuando nos levantamos y que podríamos llegar a realizar a lo largo del día.



Antes de salir de la habitación conviene que recordemos al menos algo que nos atraiga, algo que sea posible hacer en algún momento del día. Esa pequeña ilusión es suficiente para que valoremos el hecho de estar vivos, para que podamos agradecer a Dios el nuevo día que nos ofrece y no caigamos en la depresión.


Hasta en las épocas más oscuras y negativas puede haber alguna pequeña cosa que mantenga despierto el deseo de vivir. Esa pequeña ilusión puede bastar para que durante el día hagamos bien las cosas, tratemos bien a los demás y no caigamos en el desgano o la depresión.


ORACIÓN

*Señor, mi Dios, yo sé que todos los días
hay pequeños regalos de tu amor
*salpicando mi vida, pero yo
no los descubro o no los valoro
*porque me dejo dominar por las angustias,
los pensamientos negativos
o la multitud de tareas.

*Ilumíname, Señor, para que pueda advertir
la hermosura de muchas cosas simples
*que se me escapan, para que no desprecie
o ignores todo lo bello y bueno
que me ofrece la vida.

*Abre mis ojos, Señor, para que mi corazón no se
convierta en esclavo de las cosas
*que no puedo alcanzar, para que no
la domine la queja y el lamento, para
*que sepa alegrarse en lo que sí es posible.
*Muéstrame, Dios de mi vida,
esos insignificantes obsequios de tu amor
*que se hacen inmensos si yo me siento
amado por ti a través de ellos.*



"Cómo empezar un buen día" - Víctor Manuel Fernández - Ediciones Paulinas - (29.30.31)

(almas_peq)

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