martes, 21 de febrero de 2012

LA MIRADA DE LOS OTROS ME INQUIETA.




La Mirada de los Demás

Si estamos pendientes de cómo nos ven los demás, nos llenamos de tensiones, principalmente cuando esas miradas son de desaprobación.
Eso no tiene cura cuando no descubrimos que lo importante es la mirada divina.
Muchas veces tenemos una imagen equivocada de Dios y no reconocemos su Amor. Escapamos de su mirada constantemente y cada vez que vamos a orar nos llenamos todavía más de una resistencia que nos daña.
Por eso es mejor perder el miedo a Dios y dejar que nos mire con ojos de ternura, paciencia y compasión. Si su mirada nos pide algo, nunca nos obliga, y Él mismo nos dará la fuerza para hacerlo. Nunca nos pedirá algo que nos dañe.
Tampoco desea que nos llenemos de ansiedad buscando la perfección. Por eso dice la Biblia:<<No quieras ser justo en demasía ni seas sabio en exceso, ¿para qué destruirte?>> (Qo 7,16).
Dios quiere que tratemos de crecer  con empeño, pero con un corazón sereno y sin angustias, con paciencia y calma, bajo su mirada de amor.
Él sabe esperar esos cambios profundos que se van logrando poco a poco.Ante Dios no tengo que demostrar quién soy. Él conoce mis capacidades y no se le escapa ninguna obra sincera que yo haga, como no se le escapó la humilde ofrenda de la viuda pobre (Lc 21,2-4). Por eso ha dicho que recompensará hasta un vaso de agua que dé a otro (Mt 10,42). Cuando Jesús elogia a los benditos por todo lo que hicieron por Él, ellos se asombran, y le preguntan: <<Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos?>> (Mt 25,37)
Dios está más atento que nosotros a todas las cosas buenas que pueda haber en nuestra vida, porque  nos ama, porque somos suyos. Entonces no tiene sentido escapar de su mirada, no hay nada que temer, no vale la pena resistirse. 
Reconociendo esa mirada de amor, trataré de ser mejor, pero, sin ese odio a mí mismo que Él detesta.
Aprender a dejarse mirar serenamente por Dios, dejar de resistirse ante su mirada, nos dará una gran seguridad. Esa seguridad nos permitirá tolerar las miradas de los demás sin resistirnos, sin crisparnos por dentro, sin escapar tontamente los unos de los otros.








Fuente: "Claves para vivir en plenitud" - Víctor M Fernández - Ediciones Paulinas (184-185)

No hay comentarios:

Publicar un comentario