No te abandones a la tristeza...

12.GRACIAS POR TODO.

 EMPEZAR EN POSITIVO

"No te abandones a la tristeza,

ni te atormentes con tus pensamientos.

La alegría del corazón es vida

para el hombre, y le alarga los días.

Distrae tu alma y consuela tu corazón,

aparta de ti la tristeza, porque la

tristeza ha perdido a muchos y de ella

no se saca ningún provecho"

(Ecli 30, 21-23)

"Bendice al Señor, alma mía,

y nunca olvides sus beneficios".

(Sal 103,2)

El salmo 103 nos invita a no olvidar los beneficios que el Señor nos ha hecho. Podríamos decir que el Señor nos ha regalado la memoria para que recordemos los gestos de amor que Él nos va regalando a lo largo de la vida.

Pero los seres humanos vamos cerrando nuestro corazón cada vez que tenemos una dificultad y la mirada se nos vuelve negra, llena de un pesimismo y una tristeza que nos enferman. Entonces ya no somos capaces de reconocer los pequeños o grandes obsequios que el Señor nos hace y muchas veces despreciamos cosas agradables de la vida que el Señor nos da.

Hasta que uno no aprende a agradecer no aprende a vivir. Los seres agradecidos están siempre atentos para descubrir lo bueno y lo bello que hay a su alrededor y no se detienen tanto en lo malo y en lo desagradable. Saben valorar la luz, el aire, la sangre que corre por sus venas, la comida, los seres que tienen a su lado, la posibilidad de hacer cosas buenas, etc. En todo lo bueno descubren el amor de Dios y se sienten queridos, acariciados por Dios. Y las personas profundamente agradecidas pueden reconocer el amor divino también en los sufrimientos, porque saben que Dios está a su lado para hallar una salida y que nunca les faltará su consuelo. Con Dios, tarde o temprano, todo termina bien.

Los agradecidos son capaces de reconocer cada día todo lo que tienen y más agradecen cuando comparan su vida con las vidas de otros que tienen angustias mucho más dolorosas y no han conocido la paz del Señor, que supera todo lo que podamos imaginar. El hábito de agradecer al Señor todos los días nos permite mantener un corazón positivo, y no permite que el veneno de la negatividad y de la tristeza se apodere de nuestro interior.

O R A C I Ó N

 *- Gracias, Dios mío.

No quiero olvidar todos tus beneficios.

Quisiera que mi alma

*se llenara de gratitud para cantarte.

Gracias Señor,

ante todo por la vida.

*Gracias por todos los días

de mi existencia.

*Gracias por las personas

que me amaron

y que fueron amables

conmigo alguna vez.

*Gracias porque me has alimentado,

me has acompañado, me has ofrecido

*tu consuelo y tu amistad.

Gracias porque soy tu hijo.

Gracias porque puedo hacer el bien,

*porque siempre puedo volver a empezar.

*Gracias por el aire que respiro,

por la música, por la tierra,

por los árboles. Gracias a Ti,

*mi Señor amado,

porque todo lo bueno viene de ti.

Amén.*

"Cómo empezar un Buen Día" - Víctor Manuel Fernández - Edic. Paulinas (51-52-53-54)

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