jueves, 31 de mayo de 2012

DAR ESPACIO A LO BUENO.





En lugar de estar pensando permanentemente en lo desagradable, es mejor llenar la mente y el corazón con lo bueno. Tampoco debemos pensar mucho en los propios defectos, pues puede llegar a obsesionarnos. Amenaza de resistirnos contra nosotros mismos y es esa una tentación venenosa.
Cuando una tristeza me hace descubrir mi lado frágil, esto me puede estimular a poner realmente mi apoyo en el amor de Dios y no pretender que mis fuerzas sean infinitas.

Una desilusión amorosa me puede llevar a escuchar la llamada mística que llevo dentro o a dedicarme más a buscar la felicidad de los demás y no tanto la realización de los propios planes.
Un fracaso me puede ayudar a reconocer que hay muchas cosas que yo descuidaba por estar pendiente de un éxito, y cuando el fracaso derrumba ese éxito soñado, muchas otras cosas pueden recuperar el valor.



Es necesario dedicar un tiempo a pensar en las virtudes que podemos llegar a desarrollar, o recordar a menudo algunos modelos que nos atraigan para vivir de otra manera. En este sentido debemos dar mayor lugar en nuestra vida las cosas bellas o imaginarlas de tal manera que despierten agrado en nuestro interior. Sólo así podrán lugar los sentimientos negativos, para que las agresiones externas no nos lleven a encerrarnos en nuestro dolor.
Todo depende de la voluntad, del esfuerzo por llenarnos de cosas buenas y bellas, todo en realidad depende de nosotros mismos.




Fuente: "CLAVES PARA VIVIR EN PLENITUD" - Manuel Fernández - Ediciones Paulinas .-

(almas_peq)

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