viernes, 8 de junio de 2012

SEÑOR, ¿QUÉ ESPERAS DE NOSOTROS?

L A   S E M I L L A   A P E N A S   H A  
G E R M I N A D O.


Una vez más, miramos a Jesús y le preguntamos: "Señor, ¿qué esperas de nosotros?" Ésta ha de ser nuestra pregunta permanente. Margarita se la hacía a Él con frecuencia, síntoma claro de sus vivos deseos de no despegarse en nada de las más mínimas disposiciones de su voluntad. La respuesta es inmediata y la encontramos siempre en el Mensaje (cf 24 y 28 de febrero de 1966): más amor, más generosidad, para no parar de darle almas, siempre unidos a Él, que nos comunica su sed, sobre todo en la Eucaristía, ejercitando su bondad, cada uno en el estado en que hemos sido colocados.
Esto se lo dice a Margarita, prácticamente en los comienzos de la Legión: La semilla apenas ha germinado. ¡Paciencia!... Más de cuarenta años después, esto sigue valiendo para nuestro tiempo: nos resulta tan actual!... así como las palabras, también del Señor, en el Evangelio; la mies es abundante, pero los obreros pocos.(Mt 9,38)...

La vida se caracteriza por ir siempre hacia adelante. El mismo nombre que el Señor ha dado a su Legión sugiere esta idea, implica un continuo avanzar, un no parar, un estar dispuestos a comenzar siempre otra vez. Detrás de esto está la "sed de almas": Hijita mía, dice Jesús, si experimentases como yo el consuelo que me proporciona un alma en estado de gracia, tu sed de almas se haría insaciable...
Podemos decir, un tanto audazmente, pero -creo- que con verdad, que el "espíritu" de la Nueva Evangelización ha estado siempre presente en la Legión, porque es una obra realmente apostólica: Como el Padre me ha enviado, así os envío Yo (Jn 20,21)... Nuestra misión se define por un ir hacia (cf Mens.21 de Junio de 1073) sin límites, en expresión de San Pablo referida al amor (cf 1Cor 13,7), porque, en el fondo, de esto se trata: de compartir el Amor de Jesús, identificarnos plenamente con El hasta el punto de ser Él -tal como nos pide- para todos los que entran en contacto con nosotros. Esto es, en primer lugar, un don suyo, de su espíritu, y no se da sin sacrificios ni cruz. Por eso Jesús nos habla de realismo: No eches de menos lo que te hubiera gustado ser.No cuenta nuestro yo, sino su voluntad; No quiero para ti otro estado, sino éste donde te coloqué. Como también le dice en el principio del Mensaje: Yo te quiero ahí donde estás... (...)



Fuente: Ecos del mensaje- LAP España 

(almas_peq)

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