LA VIRGEN DEL CARMEN... Y EL ESCAPULARIO
El escapulario no salva por sí solo como si fuera algo mágico o de buena suerte, ni es una excusa para evadir las exigencias de la vida cristianas..
El próximo 16 de Julio recordaremos a Nuestra Señora del Carmen.
Reflexionemos hoy un poco sobre esta advocación y las grandes promesas de su escapulario.
Los carmelitas, tienen, entre otros, tienen el mérito de haber llevado esta advocación mariana a todos los estratos del pueblo cristiano.
En el siglo XII algunos eremitas se retiraron al Monte Carmelo, con San Simón Stock.
La Virgen Santísima prometió a este santo un auxilio especial en la hora de la muerte a los miembros de la orden carmelitana y a cuantos participaran de su patrocinio llevando su santo escapulario
Los carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Santísima Virgen. Ya en el siglo XIII, 5 siglos antes de la proclamación del dogma, el misal carmelita contenía una misa para la Inmaculada Concepción.
¿Qué es el escapulario carmelita?
La Virgen dio a los carmelitas el escapulario como un hábito miniatura que todos los devotos pueden llevar para significar su consagración a Ella.
El escapulario es un sacramental, un sacramental es un objeto religioso que la Iglesia haya aprobado como signo que nos ayuda a vivir santamente y a aumentar nuestra devoción.
El escapulario al ser un sacramental, no nos comunica gracias como hacen los sacramentos. Las gracias nos vienen por nuestra respuesta de amor a Dios y de verdadera contrición del pecado, lo cual el sacramental debe motivar.
El 16 de Julio de 1251 se le aparece la Virgen, a San Simón Stock y le da un escapulario para la orden con la siguiente promesa: "Este debe ser un signo y privilegio para ti y para todos los carmelitas: quien muera usando el escapulario no sufrirá el fuego eterno".
La Iglesia ha extendido el privilegio del escapulario a los laicos.
ORACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN
(Súplica para tiempos difíciles)
"Tengo mil dificultades:
ayúdame.
De los enemigos del alma:
sálvame.
En mis desaciertos:
ilumíname.
En mis dudas y penas:
cofórtame.
En mis enfermedades:
fortaléceme.
Cuando me desprecien:
anímame.
En las tentaciones
defiéndeme.
En horas difíciles:
consuélame.
Con tu corazón maternal:
ámame.
En tu inmenso poder:
protégeme.
Y en tus brazos al expirar:
recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
Amén.-
Fuente: Catholic.net
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