martes, 12 de marzo de 2013

Sólo Dios ve con claridad...



Solamente Dios ve con plena claridad quién soy yo, y Él es quien puede revelármelo en un encuentro íntimo, si me atrevo a entrar con su amor en el núcleo de mi ser. Sin ese encuentro conmigo mismo en Dios, mi identidad real permanecerá oscura para mí mismo.

" Este yo abarca algo más que la mera diferenciación respecto de los demás, algo más que el resultado de la historia de  mi vida. El yo significa. Dios me llama por mi nombre, un nombre inconfundible. Soy una palabra que Dios pronuncia sólo en mi interior."

Es cierto que a veces tengo miedo de enfrentarme con los negros aspectos de mi realidad y no quiero atravesar esa oscuridad. Pero con el amor de Dios puedo tomar clara consciencia de todo eso sin juzgarme, sin odiarme, aceptándome así, simplemente, porque esa es mi realidad que todavía no puedo cambiar.
Esta aceptación -que no es aprobación ni resignación- es el primer paso para poder comenzar un camino de cambio. Porque odiándome no tendré fuerzas ni ánimo como para creer en mis posibilidades.
Además, todo eso que me da miedo enfrentar todavía no es el núcleo más íntimo de mi ser. En lo más hondo de mi ser sólo está todo lo bueno y lo bello que Dios creó, todas las semillas de bondad y de luz que Dios puso en mí y que claman por desarrollarse.
Ahí, en lo más íntimo, no están mis maldades, mis intenciones torcidas, mis deseos depravados, sino el germen de algo maravilloso, porque Dios no crea monstruos, crea preciosas posibilidades. Ahí vive Dios.
Llegando a ese núcleo de nuestro ser y dejándonos iluminar por Dios, es posible que comencemos a superar lo que nos da miedo y lo que nos molesta de nosotros mismos, porque nos encontraremos con una hermosa posibilidad que también es parte de nuestro ser real.
Y entonces le permitiremos a Dios que despierte que con su gracia todo lo bueno que Él mismo puso en nosotros. veremos espontáneamente que el cambio siempre es posible, que todo puede ser mejor.



Fuente: " Claves para vivir en plenitud" -  Víctor Manuel Fernández - Edc. Paulinas - (189)

No hay comentarios:

Publicar un comentario