jueves, 9 de mayo de 2013

Rv: MAYO: MES DE MARÍA.

 


M A Y O 
MES  DE  MARÍA
LAP Argentina



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----- Mensaje reenviado -----
De: Islote <almas_peq@yahoo.com.ar>
Para: "almas_peq@gruposyahoo.com.ar" <almas_peq@gruposyahoo.com.ar>
Enviado: martes, 7 de mayo de 2013 1:06
Asunto: MAYO: MES DE MARÍA.

MARÍA FORMA A JESÚS EN NOSOTROS
el modelo viviente de Dios.

Molde viviente de Dios, forma Dei, llama San Agustín a María y en efecto, lo es.
Quiero decir que en Ella sola se formó Dios hombre, al natural, sin que rasgo alguno de divinidad
le faltara: y en ella sola también puede formarse el hombre Dios, al natural, en cuanto es capaz de ello la naturaleza humana con la gracia de Jesucristo.
De dos maneras puede un escultor sacar al natural una estatua o retrato: primera con fuerza y saber y buenos instrumentos puede labrar la figura en materia dura e informe; y segunda, puede vaciarla en un molde. Largo, difícil, expuesto a muchos tropiezos es el primer modo; un golpe mal dado, de cincel o de martillo, basta a veces, para echarlo a perder todo. Pronto, fácil y suave es el segundo, casi sin trabajo y sin gastos, con tal que el molde sea perfecto y que represente al natural la figura; con tal que la materia de que nos servimos sea manejable y de ningún modo resista a la mano.


*O:-) santo*:-h saludando*O:-) santo

Un Modelo Perfecto

El gran molde de Dios, hecho por el Espíritu Santo, para formar al natural un Dios-Hombre,  por la unión hipostática, y para formar un hombre-Dios por la Gracia es María. Ni un solo rasgo de la divinidad falta en este molde; cualquiera que se meta en él, y se deje manejar, recibe allí todos los rasgos de Jesucristo, verdadero Dios; y esto de manera suave y proporcionada a la debilidad humana, sin grandes trabajos ni agonías; de manera segura, y sin miedo de ilusiones, que no tiene aquí parte el demonio, ni tendrá jamás entrada donde esté María; de manera, en fin, Santa e Inmaculada sin la menor mancilla de culpa.


Almas bien moldeadas

¡Oh alma querida, cuánto va del alma formada en Jesucristo, por los medios ordinarios, de la que, como los escultores, se fía de su pericia y se apoya en su industria, al alma bien tratable, bien desligada, bien fundida, que sin estribar en sí se mete dentro de María y se deja manejar allí por la acción del Espíritu Santo! ¡Cuántas tachas, cuántos defectos, cuántas tinieblas, cuántas ilusiones, cuánto de natural y humano hay en la primera! Y la segunda, ¡cuán pura es y divina y semejante a Jesucristo!


El Paraíso y el mundo de Dios.

No hay ni habrá jamás criatura, sin exceptuar bienaventurados, ni querubines, ni serafines de los más altos en el mismo cielo, en que Dios muestre tanto sus perfecciones internas y externas como en la divina María.
María es el Paraíso de Dios y su mundo inefable, donde el Hijo de Dios entró para hacer maravillas, para guardarle y tener en él sus complacencias. Un mundo ha hecho para el hombre peregrino, que es la tierra que habitamos, otro mundo para el hombre bienaventurado, que es el paraíso; mas para sí mismo ha hecho otro mundo y lo llamó María: mundo desconocido a casi todos los mortales de la tierra, e incomprensible a los ángeles y bienaventurados todos del cielo, que, admirados de ver a Dios tan elevado de todos ellos, tan alejado y oculto en ese mundo de la divina María, claman sin cesar: "Santo, Santo, Santo".


*O:-) santo*:x enamorado*O:-) santo

Sólo Dios en Ella

Feliz y mil veces feliz es en la tierra el alma a quien el espíritu Santo revela el Secreto de María para que lo conozca, a quien abre este huerto cerrado, para que en él entre, y esta fuente sellada para que de ella saque el agua viva de la gracia y beba en larga vena su corriente. Esta alma no hallará sino a Dios solo, sin las criaturas, en esta amabilísima criatura. pero a Dios, al par que infinitamente santo y sublime, infinitamente condescendiente y al alcance de nuestra debilidad. Puesto que en todas partes está Dios, en todas, hasta en los infiernos se le puede hallar; pero no hay sitio en que la criatura encontrarle pueda tan cerca y tan al alcance de su debilidad como en María, pues para eso bajó a Ella. En todas partes es el pan de los fuertes y de los ángeles, pero en María es el pan de los niños.


Ningún impedimento para nuestra 
unión con Dios.

Nadie, pues, se imagine, como ciertos, falsos iluminados, que maría, por ser criatura, es impedimento para la unión con el Creador.
No es ya María quien vive, es Jesucristo solo, es Dios solo que vive en Ella. La transformación de María en Dios excede a la de San Pablo y otros santos más de lo que el cielo se levanta sobre la tierra. Sólo para Dios nació María y tan lejos está de tener consigo a las almas, que, por el contrario, hace que remonten hasta Dios su vuelo, y tanto más perfectamente las une con El, cuanto con Ella están más unidas. María es eco admirable de Dios, que cuando se grita: María, no responde más que: Dios; y cuando con Santa Isabel se la saluda bienaventurada, no hace más que engrandecer a Dios. Si los falsos iluminados de quienes tan miserablemente ha abusado el demonio, hasta en la oración, hubieran sabido hallar a María y por María a Jesús y por Jesús a Dios, no hubieran dado tan horribles caídas. Una vez que se ha encontrado a María y por María a Jesús y por Jesús a Dios Padre, se ha encontrado todo bien, como dicen las almas santas. Quien dice todo, nada exceptúa, toda gracia y amistad cerca de Dios, toda seguridad contra los enemigos de Dios, toda verdad contra la mentira, toda especie de facilidad para vencer las dificultades en el camino de la salvación, toda clase de dulzura y gozo en las amarguras de la vida.(Continúa)



San Luis Grignon de Monfort.



Fuente: "El Secreto de María" de San Luis Grignon de Monfort - Edit. Paulinas - Año 1958 (34-35-36-37-38)

(almas_peq)



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